Las narices de los neandertales no estaban adaptadas a los climas fríos, según un nuevo estudio

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Durante décadas, las grandes y distintivas narices de los neandertales ( Homo neanderthalensis ) han sido teorizadas como una adaptación a los ambientes glaciales fríos. La idea predominante era que estas grandes cavidades nasales evolucionaron para calentar y humidificar el aire helado antes de que llegara a los pulmones. Sin embargo, un nuevo e innovador análisis de un fósil de neandertal notablemente bien conservado desafía esta suposición arraigada desde hace mucho tiempo.

El estudio, centrado en el “Hombre de Altamura”, un esqueleto de Neandertal que data de hace 130.000 a 172.000 años encontrado en una cueva en Italia, proporciona la primera mirada detallada a la estructura interna de una cavidad nasal de Neandertal. Los investigadores utilizaron técnicas endoscópicas para reconstruir digitalmente los huesos nasales del fósil in situ (sin retirar el frágil espécimen de su incrustación rocosa). Los hallazgos revelan una sorprendente ausencia de características clave que antes se consideraban diagnósticas de las narices de los neandertales.

Específicamente, el fósil carece de una cresta ósea vertical dentro del conducto nasal, hinchazón en las paredes de la cavidad nasal y un techo óseo completo sobre el surco del conducto lagrimal. Anteriormente se creía que estas estructuras eran adaptaciones para calentar el aire inhalado. La ausencia de estas características en un espécimen bien conservado sugiere que no son características universales de los neandertales y, por lo tanto, no están necesariamente relacionadas con la adaptación al clima frío.

En cambio, el estudio sugiere que la gran cavidad nasal de los neandertales fue probablemente una consecuencia de su tamaño craneal general y proporciones corporales, más que una adaptación especializada al aire frío. Se descubrió que los cornetes (estructuras en forma de volutas dentro de la cavidad nasal) eran grandes, lo que habría ayudado a calentar el aire, pero esto no implica necesariamente una presión evolutiva única.

Los hallazgos se alinean con investigaciones recientes que sugieren que los rasgos faciales de los neandertales, incluida su mandíbula prominente, pueden haber evolucionado debido a adaptaciones únicas del cuello impulsadas por ambientes glaciales, en lugar de adaptaciones únicamente respiratorias. El estudio desafía la noción arraigada de que los neandertales fueron moldeados fundamentalmente por su necesidad de sobrevivir en un frío extremo.

Si bien los neandertales sin duda enfrentaron duras condiciones glaciales, la evidencia sugiere que su estructura facial probablemente estuvo influenciada por factores de desarrollo y tamaño corporal, en lugar de una respuesta directa al aire frío. Este descubrimiento subraya la complejidad de la evolución neandertal y destaca la necesidad de reevaluar las suposiciones arraigadas sobre sus adaptaciones.

En última instancia, el estudio sugiere que los neandertales probablemente no eran anatómicamente superiores en su capacidad para hacer frente al frío, y su extinción puede haber sido influenciada por una gama más amplia de factores en lugar de simplemente una incapacidad para prosperar en condiciones glaciales.