Una copa de plata de 4.000 años de antigüedad descubierta en las colinas de Judea puede representar una historia de la creación anterior y más universal de lo que se creía anteriormente. Durante décadas, los eruditos asumieron que las intrincadas imágenes de la vasija, conocida como la copa ˁAin Samiya, ilustraban el mito babilónico Enuma Elish, la historia épica de la batalla de Marduk contra el caos. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en el Journal of the Ancient Near Eastern Society sostiene que esta interpretación es poco probable, dada la línea temporal y el estilo artístico único de la copa.
El descubrimiento del cáliz y las teorías iniciales
La copa ˁAin Samiya, un hallazgo poco común de la Edad del Bronce Intermedia (c. 2650-1950 a. C.), es una de las pocas obras de arte de este período que se conservan en Levante. El barco presenta dos escenas principales. El primero representa una figura compuesta, en parte humana, en parte animal, que sostiene plantas y una roseta colocada entre sus piernas. De la parte inferior del cuerpo de la figura emergen dos patas de toro y cerca hay una gran serpiente. La segunda escena muestra dos figuras humanas sosteniendo una media luna que contiene un sol con rostro. La serpiente ahora yace sometida bajo la media luna.
Los primeros eruditos, incluido Yigael Yadin, propusieron una conexión con el Enuma Elish, sugiriendo que las escenas representaban la victoria de Marduk sobre la diosa del mar Tiamat. Sin embargo, la copa es anterior a la aparición del Enuma Elish en casi un milenio, y sus imágenes carecen de la lucha violenta central del mito.
Una nueva interpretación: el orden cósmico
El estudio reciente propone una comprensión diferente: la copa representa el proceso pacífico de ordenamiento cósmico, en lugar de una narrativa específica. Se interpreta que la primera escena representa el caos primordial, mientras que la segunda muestra el establecimiento de estructura y estabilidad. La deidad del sol, inicialmente pequeña y naciente, crece hasta alcanzar prominencia y adquiere un rostro completamente formado.
“El artista ha representado eficazmente el paso del tiempo a través de elecciones estilísticas simples”, explican los autores del estudio. “A la izquierda, el sol parece pequeño, lo que demuestra su reciente nacimiento, mientras que a la derecha irradia fuerza y felicidad con su representación de frente”.
Las propias deidades evolucionan: su piel se suaviza, su vestimenta se moderniza e incluso aparecen sutiles arrugas en sus cuellos, sugiriendo el paso del tiempo. La serpiente, una vez asertiva, se vuelve sumisa y su postura refleja el triunfo del orden sobre el caos.
Conexiones regionales e influencias artísticas
El estudio establece paralelismos con otros mitos cosmológicos de todo el Cercano Oriente, incluidas las tradiciones egipcias y de Anatolia. La forma de barco en forma de media luna, utilizada para transportar objetos celestes, aparece en varias culturas. Los híbridos toro-humano también son comunes en la iconografía del Cercano Oriente.
El equipo sugiere que la copa fue creada por un artista del sur de Mesopotamia, probablemente producida en el norte de Mesopotamia o Siria, donde la plata estaba disponible. La iconografía refleja una tradición regional más amplia, anterior a las narrativas específicas de mitos posteriores como el Enuma Elish.
Preguntas restantes y debate académico
A pesar de los argumentos convincentes, la incertidumbre persiste. El estado original de la copa estaba poco documentado y su interpretación se basa en comparaciones iconográficas más que en evidencia textual. Algunos estudiosos siguen siendo escépticos. Mark Smith, un erudito bíblico del Seminario Teológico de Princeton, sugiere que las imágenes pueden representar otros mitos, como el ciclo de Baal, en lugar de un mito de la creación en absoluto.
La copa ˁAin Samiya, aunque no es una ilustración directa del Enuma Elish, ofrece una valiosa visión de las primeras creencias cosmológicas del Cercano Oriente. Sus imágenes reflejan una tradición más amplia de ordenar el caos, anterior a las narrativas específicas de mitos posteriores. Esto sugiere que la copa puede representar una historia más universal y fundamental sobre el nacimiento del cosmos, en lugar de un mito localizado.




























