James Watson, co-descubridor de la estructura del ADN, muere a los 97 años

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James Watson, el científico estadounidense que, junto con Francis Crick, revolucionó nuestra comprensión de la vida al co-descubrir la estructura de doble hélice del ADN, falleció a la edad de 97 años. Este logro histórico en 1953 impulsó avances sin precedentes en la biología molecular, sentando las bases para la investigación genética y la biotecnología modernas. Sin embargo, el legado de Watson también está marcado por opiniones profundamente controvertidas y dañinas sobre raza y género que mancharon significativamente su reputación.

El descubrimiento innovador de la estructura del ADN

El desmoronamiento de la estructura del ADN fue uno de los avances científicos más profundos del siglo XX. Si bien el ADN se aisló por primera vez en 1869, su papel como principal portador de información genética no se confirmó hasta 1943. Sin embargo, la estructura tridimensional precisa de la molécula siguió siendo difícil de alcanzar.

El trabajo fundamental de Watson y Crick se basó en las imágenes de difracción de rayos X capturadas por la investigadora del King’s College Rosalind Franklin, junto con su colega Maurice Wilkins. Sin el conocimiento de Franklin ni el reconocimiento adecuado en ese momento, Watson y Crick utilizaron estos datos cruciales para construir un modelo físico que representara con precisión la icónica doble hélice del ADN. Wilkins finalmente compartió el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 1962 con Crick y Watson, pero la contribución de Franklin, trágicamente, no fue reconocida en gran medida durante su vida, aunque hoy en día es ampliamente reconocida por su papel integral.

Controversia y comentarios dañinos

Si bien los logros científicos de Watson son innegables, su legado está indisolublemente ligado a una serie de declaraciones controvertidas y cada vez más problemáticas sobre la raza y el género. En apariciones y publicaciones televisivas, hizo repetidas afirmaciones que sugerían diferencias genéticas en la inteligencia entre grupos raciales, opiniones ampliamente condenadas como científicamente infundadas y profundamente ofensivas.

Estos comentarios tuvieron consecuencias importantes para Watson. Se vio obligado a dimitir como rector del Laboratorio Cold Spring Harbor, donde había pasado décadas trabajando e investigando. Posteriormente, el laboratorio lo despojó de sus títulos honoríficos, incluido el de canciller emérito, en respuesta a nuevos comentarios despectivos.

Las declaraciones del Dr. Watson son reprobables y no están respaldadas por la ciencia. – Laboratorio Cold Spring Harbor

Además, el libro de Watson de 1968, La doble hélice, contenía comentarios sexistas sobre Franklin y otras mujeres científicas, incluidos comentarios sobre su apariencia, lo que contribuyó a ensombrecer duraderamente sus logros.

Un legado complejo

A pesar de sus opiniones controvertidas, sus colegas señalaron que Watson apoyó activamente las carreras de científicas en Harvard durante las décadas de 1950 y 1960, una época en la que las mujeres en los campos STEM enfrentaban barreras importantes. Esto añade otra capa de complejidad a su legado, destacando una naturaleza aparentemente contradictoria dentro del científico.

En un sorprendente giro de los acontecimientos, Watson, sintiéndose cada vez más excluido de la comunidad científica después de sus polémicos comentarios, vendió su medalla del Premio Nobel por 4,8 millones de dólares en 2014. Un multimillonario ruso compró la medalla, solo para devolvérsela rápidamente a Watson.

La vida y la obra de James Watson representan una compleja intersección de logros científicos innovadores y creencias personales profundamente erróneas. Su descubrimiento de la estructura del ADN reformuló nuestra comprensión de la vida misma, pero sus acciones posteriores sirven como advertencia sobre la responsabilidad que conlleva la influencia científica y los peligros de perpetuar estereotipos dañinos.