Brasil amplía territorios indígenas en medio de protestas en la Cumbre del Clima

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Brasil ha designado diez nuevos territorios indígenas, una medida que coincide con las protestas en la cumbre climática COP30. La expansión tiene como objetivo proteger la cultura y el medio ambiente de estas áreas, aunque su aplicación sigue siendo un desafío. Esta acción marca un retroceso con respecto a la administración anterior y un compromiso con los derechos a la tierra bajo el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Derechos indígenas y COP30

Las nuevas designaciones siguen a acciones similares tomadas por el gobierno de Lula, que reconoció once territorios el año pasado. Dinamam Tuxu, de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), celebró la medida y afirmó que cada territorio es “un motivo para celebrar”. A pesar del reconocimiento, los grupos indígenas han enfrentado barreras para participar en la COP30, y muchos carecen de acreditación a pesar de que la cumbre acogió el mayor número de representantes indígenas hasta la fecha. Kleber Karipuna de APIB señaló que al menos 900 pueblos indígenas están ahora dentro de la cumbre para negociar y representar a sus comunidades.

Preocupaciones de seguridad y disensión

La mayor presencia de seguridad en la COP30, incluidos soldados y policías armados, ha generado críticas de más de 200 grupos de derechos humanos. Estos grupos argumentan que la respuesta militarizada a las protestas contribuye a una tendencia global a silenciar la disidencia y marginar a los defensores de la tierra y el medio ambiente. Los manifestantes, incluidos grupos indígenas, se han enfrentado con las fuerzas de seguridad y portaban carteles que decían “nuestros bosques no están a la venta”.

Impacto ambiental y deforestación

La expansión de los territorios indígenas podría evitar hasta un 20% de deforestación adicional y reducir las emisiones de carbono en un 26% para 2030, según un estudio de APIB, el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía y el Comité Indígena de Cambio Climático. Las nuevas áreas protegidas abarcan cientos de miles de hectáreas y están habitadas por miles de personas de diversos grupos indígenas, incluidos los Mura, Tupinambá de Olivença, Pataxó, Guarani-Kaiowá, Munduruku, Pankará y Guarani-Mbya. Un área se superpone significativamente con el Parque Nacional Amazónico, una parte vital de la selva tropical que regula el clima global y almacena carbono.

Contexto histórico y cambio de políticas

Bajo la anterior administración de extrema derecha de Jair Bolsonaro, con frecuencia no se aplicaban las protecciones de las tierras indígenas y se promovía la minería en esas tierras. El gobierno de Lula ha tomado medidas para expulsar a los mineros ilegales de los territorios indígenas, revirtiendo la política anterior. Actualmente, las tierras indígenas abarcan 117,4 millones de hectáreas, aproximadamente el 13,8% del territorio de Brasil.

Implicaciones climáticas globales

La selva amazónica ya corre el riesgo de sufrir una nueva deforestación, lo que amenaza su papel en el secuestro de carbono. La expansión de los territorios indígenas se considera un paso fundamental para preservar este ecosistema vital. Los países en la COP30 se están esforzando por limitar el aumento de la temperatura promedio global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, como advirtió el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU, que afirma que un calentamiento de 2°C o más traería consecuencias graves, incluido calor extremo, niveles más altos del mar y amenazas a la seguridad alimentaria.

El reconocimiento de los derechos territoriales de los indígenas no es simplemente un cambio de política interna; es un elemento crucial en los esfuerzos globales para combatir el cambio climático y preservar la biodiversidad.